6 requisitos que la banca habrá de contemplar en sus clientes
Hoy traemos un ‘aviso para navegantes’ para todos aquellos consumidores y empresas que -como la mayoría- tengan relación con entidades bancarias. La ESMA (European Securities and Markets Authority) ha desarrollado recientemente una directiva en la que se interponen una serie de requisitos que la banca habrá de contemplar para asegurar la compatibilidad entre sus potenciales clientes y los productos financieros que éstas quieran venderles.
De esta manera, se verán obligados a ofrecer a los interesados una serie de datos sobre el mercado al que se enfrentan, no sólo en clave cuantitativa, sino cualitativa. Es decir, identificando previamente a quiénes podrían ir destinados los productos, no sólo en términos de negocio y de posible número de ventas, sino del perfil contratante.
Para ello tendrán que emplear 6 requisitos o categorías que permitan delimitar las características esenciales que habrán de concurrir en sus elegidos:
– Perfil del cliente. Aquí se cuenta con la categorización cualitativa del cliente, es decir, analizar el perfil del mismo no en relación al volumen de sus finanzas, sino al tipo de negocio que propone (si se trata de un autónomo, un pequeño o gran empresario, un estudiante, etc.)
– Conocimiento y experiencia. Una categoría fundamental que analizará el potencial conocimiento que el cliente pueda tener sobre las características del producto y la experiencia que éste haya podido tener en relación a otros productos bancarios.
– Situación financiera. Un requisito cuantitativo: la capacidad objetiva del cliente de soportar pérdidas.
– Perfil de riesgo. Un análisis de la tolerancia y la compatibilidad con el riesgo que implica el producto financiero que podrá adquirir el cliente.
– Objetivo del cliente. Otro elemento subjetivo, que puede consistir en varias cuestiones, como por ejemplo si los objetivos del cliente se enfocan a corto o largo plazo.
– Necesidades del cliente. Aquí se pone la lupa sobre las circunstancias objetivas del mercado concreto en el que concurre el potencial cliente. Es decir, la residencia fiscal, las características de la moneda, etc.
Resulta un sistema realmente novedoso en este sentido, al adelantar el análisis de compatibilidad al momento anterior a su contratación. Pero, sobre todo, al hacer asumir al productor la responsabilidad de informar al consumidor debidamente del tipo de producto que contrata, de los canales que le ofrecen las mejores ventajas o del asesoramiento necesario para su contratación.
Con este proyecto se pretende dotar de una información suficiente al inversionista medianamente informado y protegerlo frente a los posibles productos financieros que vayan en contra de sus intereses.
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