¿Cómo me afectan realmente los cambios en la política de privacidad de WhatsApp?

Hace pocos días saltaba a los medios una noticia que sin duda ha preocupado a muchos usuarios de WhatsApp: un cambio en su política de privacidad permite, a partir de ahora, la cesión de ciertos datos generados por el uso de esta app a Facebook, propietaria desde 2014 de la aplicación móvil de mensajería. El objetivo, como cabía esperar desde que se efectuó la compra de WhatsApp por parte de la compañía que dirige Mark Zuckerberg, es básicamente publicitario: mediante el cruce de datos entre ambas plataformas es posible hilar más fino a la hora de ofrecer al usuario determinados productos o servicios a través de anuncios o sugerencias.

En principio, es necesario aceptar los nuevos términos y condiciones para que ese cruce de información sea efectivo (existe la posibilidad de aceptar los términos pero desactivar en un plazo de 30 días la opción de compartir con Facebook la información de cuenta, algo que puede hacerse desde los ajustes de cuenta de la app), aunque desde algunas web especializadas se augura que el cambio, más tarde o más temprano, resultará inevitable. Y es que, como no podría ser de otro modo, Facebook tiene un lógico interés en generar una base de datos completa sobre sus usuarios y sus pautas de consumo, localización, etc. que permita que sus ingresos por publicidad aumenten.

Con todo, es importante conocer los límites en que se mueve esta nueva realidad. Por ejemplo, los propios términos difundidos por WhatsApp aseguran que nada de lo que se comparta en su aplicación, incluyendo mensajes, fotos e información de perfil, será publicado en Facebook o en ninguna otra aplicación relacionada con Facebook. No se trata de ‘unir’ ambos perfiles de cara al resto de usuarios, sino de vincular la información generada por cada persona en Facebook con la generada a través de WhatsApp.

Por ejemplo, WhatsApp podrá compartir con Facebook información personal del usuario como, por ejemplo, su nombre, su número de teléfono, su libreta de contactos, su foto de perfil y su estado. En general, la app puede recopilar información sobre en qué momento nos conectamos, nuestro número de teléfono, nuestros contactos, las personas con las que hablamos, la localización en la que nos encontramos o los enlaces que compartimos. No tiene acceso en ningún caso (ni pude usar esa información con fines comerciales o de ningún tipo) acceso a nuestras conversaciones, que se encuentran encriptadas y que se eliminan al poco tiempo de producirse.

Por otro lado, Facebook y WhatsApp también han anunciado que explorarán maneras para que los usuarios puedan comunicarse con los distintos comercios a través de la app para, por ejemplo, recibir información sobre pedidos, transacciones y citas, notificaciones de entrega y envío, actualizaciones de producto y servicio y mercadotecnia en general. Por ejemplo, se podrá recibir vía WhatsApp información sobre el estado de un vuelo, un recibo de algo que se compró o una notificación sobre su fecha de entrega. Eso sí, en sus nuevos términos se asegura que se podrán administrar esas notificaciones para que solo se reciban si el usuario así lo desea. Ello resulta de obligatorio cumplimiento legal, ya que, según el artículo 21 de la Ley 34/2002, de 11 de julio, de servicios de la sociedad de la información y de comercio electrónico (LSSI), está prohibido el envío de comunicaciones publicitarias o promocionales por medios de comunicación electrónica que no hayan sido solicitadas previamente.

No hay que olvidar que esta fórmula ya es utilizada por muchas empresas a través del email o los SMS.

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