Vivienda e impuestos: ¿Es más barato heredar o donar?

Es una de esas eterna dudas que dependen mucho del momento en que se produzca el problema y de en qué estado se encuentre la legislación fiscal en ese punto: en lo que a impuestos se refiere, ¿es más barato heredar o donar? Prácticamente cualquier familia se plantea cómo actuar en esta situación en algún momento de su vida, ya que la diferencia puede ser sustancial. De momento, sea por el motivo que sea, las cifras del Instituto Nacional de Estadística dejan claro que la opción mayoritaria es la herencia frente a la donación. ¿Están en lo cierto quienes actúan así? ¿Qué diferencias hay entre un coste de un impuesto y otro?

Las cifras del INE fijan que el pasado mes de marzo se transmitieron 63.537 casas, de las cuales un 21,2% fueron en herencia y sólo un 2,2% en donación. No se trata de un dato extraño: en los últimos 6 años la tendencia ha sido la misma. ¿Responde ello a alguna razón fiscal, o simplemente se trata de una falta de planificación antes del fallecimiento? Hay razones de todo tipo: una de ellas es sentimental. A nadie le gusta dejar su vivienda en vida y por eso muchas familias no se plantean actuar antes de tiempo y traspasar su propiedad en vida. Se trata, en definitiva, de una cuestión más cultural que fiscal. Además, la vivienda suele ser el único bien valioso que se transmite a los hijos.

Sin embargo, es muy importante tener en cuenta la tributación en un caso y el otro y, en este sentido, la realidad es que cada comunidad autónoma cuenta con sus propio ámbito de actuación (dentro de los limites que marca el Estado), premiando a una u otra opción según el momento. En algunas comunidades autónomas (con competencia sobre el Impuesto de Sucesiones y Donaciones) las donaciones suelen ser más gravosas a efectos de su tributación que las herencias. Estas últimas suelen contar en mayor medida con bonificaciones, reducciones y deducciones fiscales. En cambio, en las donaciones sólo existen algunas de estas ventajas fiscales.

De este modo, el beneficiario de la donación deberá pagar el Impuesto sobre Sucesiones y Donaciones (ISD), al igual que en el caso de las herencias, pero con unas condiciones más duras, ya que en el cálculo de la base liquidable no se aplican las reducciones previstas por edad y parentesco. Sin embargo, aunque actualmente hay regiones donde los impuestos que deben pagarse por una vivienda heredada o donada son los mismos, la regulación puede cambiar si el día de mañana otro Gobierno decide eliminar las ventajas fiscales. Por eso, en determinados casos puede resultar más ventajoso realizar una donación de la vivienda a los hijos acogiéndose a la bonificación actual.

¿Qué ocurre en el caso de Canarias?

En las adquisiciones de la vivienda habitual del causante por cónyuges, descendientes o adoptados y parientes colaterales mayores de 65 años se aplica una reducción del 99% con un límite de 200.000 euros de valor de la vivienda, que debe estar radicada en esta comunidad. Además, en el caso de la vivienda donada a hijos menores de 35 años la reducción es del 85% con el límite de 24.040 euros; del 90% si los donatarios tienen un grado de minusvalía superior al 33%, con el límite de 25.242 euros, o del 95% si el grado de minusvalía es igual o superior al 65%, con el límite de 26.444 euros.

Esta situación es relativamente nueva: Canarias venía siendo, junto a comunidades como Andalucía, una de las regiones donde más caro resultaba heredar. Sin embargo, el tributo que grava las herencias y donaciones en vida volvió a ser bonificado en 2016 para los familiares de primer y segundo grado, tal y como ya ocurrió entre 2009 y junio de 2012.

En cuanto al por qué de esta vuelta a la bonificación, hay que tener en cuenta que las instituciones asistieron durante las etapas de ‘no descuento’ a un incremento exponencial de la renuncia a herencias, situación que ha llevado a retornar a la política anterior. Y es que, según los datos del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), las renuncias se multiplicaron por cuatro en Canarias durante los últimos cuatro años. El mayor incremento interanual se produjo entre 2013 y 2014, con una subida del 40 por ciento.

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